Fernando Carballo

Chile

"LOS ROSTROS GOTEADOS DE FERNANDO CARBALLO"

Es muy dado en este país para los que escriben y construyen la historia del arte costarricense, el encasillar a los artistas en un determinado período de su obra. Diría, un error, porque algunos artistas, como todo ser humano cambia dependiendo de las circunstancias de la vida, lo mismo, su quehacer artístico. Eso ha ocurrido con Fernando Carballo, quien se da a conocer en los años setenta, me atrevería a decir, en el contexto, de los Salones Nacionales de Artes Plásticas (1972-1993) creados por el Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes (1971), hoy, Ministerio de Cultura y Juventud. Desde entonces, Fernando Carballo, se decantaría por lo gráfico, por el dibujo, que, para la crítica Marta Traba, sería lo que definiría el lenguaje más preciso acerca de la estética del arte latinoamericano, una región azotada por la violencia de las dictaduras, de la guerra, pero también un contexto propio que tiene sus raíces en un pasado indígena perteneciente a la denominada área mesoamericana, intermedia y andina. Otra realidad completamente distinta desde donde provienen los dictados de lo que se denomina Arte con mayúscula.

Es muy dado en este país para los que escriben y construyen la historia del arte costarricense, el encasillar a los artistas en un determinado período de su obra. Diría, un error, porque algunos artistas, como todo ser humano cambia dependiendo de las circunstancias de la vida, lo mismo, su quehacer artístico. Eso ha ocurrido con Fernando Carballo, quien se da a conocer en los años setenta, me atrevería a decir, en el contexto, de los Salones Nacionales de Artes Plásticas (1972-1993) creados por el Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes (1971), hoy, Ministerio de Cultura y Juventud. Desde entonces, Fernando Carballo, se decantaría por lo gráfico, por el dibujo, que, para la crítica Marta Traba, sería lo que definiría el lenguaje más preciso acerca de la estética del arte latinoamericano, una región azotada por la violencia de las dictaduras, de la guerra, pero también un contexto propio que tiene sus raíces en un pasado indígena perteneciente a la denominada área mesoamericana, intermedia y andina. Otra realidad completamente distinta desde donde provienen los dictados de lo que se denomina Arte con mayúscula. Pues bien, no limitando la obra de Fernando Carballo al arte local, se inserta dentro del contexto latinoamericano, que parte de los años setentas al presente con toda su fuerza del dibujo en blanco y negro, al color. Y siempre centrado en una figuración "monstruosa", en una figuración hacia lo "deforme", hacia lo grotesco, hacia la fealdad. Sin dejar de evidenciar su ardor homoerótico, como pocos se han antrevido a hacerlo en un país de coloniales prejuicios y heteronormativo. Y si de eso se trata, aparecen como parte de su formación referencias importantes en su obra como Käthe Kollwitz, Leonard Baskin, y Paul Wunderlich. Importante decir esto, que son referencias que contribuyeron en la obra del artista positivamente, y no como ciertos historiadores del arte y la academia y ciertos críticos que usan este discurso acerca de las influencias para deslegitimar la obra a quien se refieren. Ahora bien, "dripping" (goteando), o "pouring" (chorreando) forman parte de lo que se conoce como Action Painting dentro del lenguaje de la pintura estadounidense que se generó durante la posguerra. Una "pintura como un acto de pura existencia, de libre intencionalidad a través de la materia y el gesto" [i]. Es una pintura que no se realiza en el caballete como tradicionalmente se pinta, sino en este caso sobre el piso, por ejemplo como el caso de Jackson Pollock. Seguido de la serie Galería de Familia (1985), una serie de rostros espatulados (1985) con tinta offset, aparecen en 1986 esos primeros "experiementos" donde el artista recurre al uso como medio, ya no de la tinta compacta sino del esmalte, o pintura líquida que le va a permitir a través del goteo un trazo mucho más libre, más gestual. Una línea más pura –diría el artista-, evocando el dibujo del maestro Juan Manuel Sánchez. Interesado por ese recurso, Carballo continúa a lo largo de los años, y es así como en el 2009, presenta una exposición que titula "Esmaltes". Y en el 2017 elabora otra serie de rostros de los cuales fueron selccionados diez, esta vez, no con esmalte, pero sí, con acrílico industrial sobre cartulina Canson 200. En palabras del artista explica: "Empleo una botella de plástico suave, con un dispositivo como tapa con una abertura por donde fluye la pintura en un chorro que voy moviendo sobre la superficie de la cartulina que he puesto sobre el suelo. Están hechos en una sola sesión de dos a cinco minutos. Cuando empecé estos "experimentos” los hacía sobre la mesa y tratando de darle detalles, orejas, dedos, pelo. Hace tiempo que procuro que la línea, el chorro tenga más presencia como tal, prescindiendo de seguir un dibujo, y creo que podría llevarse esa intención hasta una especie de abstracción". © 2018 José Miguel Rojas [i] https://valero7.webnode.es/apuntes-sobre-historia-de-la-pintura/parte-5-abstraccion-lirica/

Pues bien, no limitando la obra de Fernando Carballo al arte local, se inserta dentro del contexto latinoamericano, que parte de los años setentas al presente con toda su fuerza del dibujo en blanco y negro, al color. Y siempre centrado en una figuración "monstruosa", en una figuración hacia lo "deforme", hacia lo grotesco, hacia la fealdad. Sin dejar de evidenciar su ardor homoerótico, como pocos se han antrevido a hacerlo en un país de coloniales prejuicios y heteronormativo. Y si de eso se trata, aparecen como parte de su formación referencias importantes en su obra como Käthe Kollwitz, Leonard Baskin, y Paul Wunderlich. Importante decir esto, que son referencias que contribuyeron en la obra del artista positivamente, y no como ciertos historiadores del arte y la academia y ciertos críticos que usan este discurso acerca de las influencias para deslegitimar la obra a quien se refieren.

Ahora bien, "dripping" (goteando), o "pouring" (chorreando) forman parte de lo que se conoce como Action Painting dentro del lenguaje de la pintura estadounidense que se generó durante la posguerra. Una "pintura como un acto de pura existencia, de libre intencionalidad a través de la materia y el gesto" [i]. Es una pintura que no se realiza en el caballete como tradicionalmente se pinta, sino en este caso sobre el piso, por ejemplo como el caso de Jackson Pollock. Interesado por ese recurso, Carballo continúa a lo largo de los años, y es así como en el 2009, presenta una exposición que titula "Esmaltes". Y en el 2017 elabora otra serie de rostros de los cuales fueron selccionados diez, esta vez, no con esmalte, pero sí, con acrílico industrial sobre cartulina Canson 200. En palabras del artista explica: "Empleo una botella de plástico suave, con un dispositivo como tapa con una abertura por donde fluye la pintura en un chorro que voy moviendo sobre la superficie de la cartulina que he puesto sobre el suelo. Están hechos en una sola sesión de dos a cinco minutos. Cuando empecé estos "experimentos” los hacía sobre la mesa y tratando de darle detalles, orejas, dedos, pelo. Hace tiempo que procuro que la línea, el chorro tenga más presencia como tal, prescindiendo de seguir un dibujo, y creo que podría llevarse

Seguido de la serie Galería de Familia (1985), una serie de rostros espatulados (1985) con tinta offset, aparecen en 1986 esos primeros "experiementos" donde el artista recurre al uso como medio, ya no de la tinta compacta sino del esmalte, o pintura líquida que le va a permitir a través del goteo un trazo mucho más libre, más gestual. Una línea más pura –diría el artista-, evocando el dibujo del maestro Juan Manuel Sánchez.

© 2018 José Miguel Rojas
[i] https://valero7.webnode.es/apuntes-sobre-historia-de-la-pintura/parte-5-abstraccion-lirica/